Quisiera poder desgarrar mi alma para mostrarla al viento y que lleve en sus sonidos mi desesperación.
Quisiera cortarme las venas para sentir como el frio del corazón me invade,
como la agonía perpetua que ya siento,
inefable,
inexorable, inestable de mí.
Quisiera vivir en el olvido de tu mirada y no sentir que estoy detrás,
viéndote,
siempre pétrea,
inconmovible, inestable de mí.
Quisiera hundirme en lo profundo de la melancolía y hacer allí mi palacio, mi hogar,
con las palabras que escuché,
con los sonidos que oí,
con esas melodías danzaré.
Me extravío paso a paso, inestable de mí.
Quisiera poder tocarte y que no te marchites como las flores.
Quisiera pero no puedo,
el amanecer otra vez llega a mí,
me arrastra despiadado,
inmisericorde,
cada vez más y más, inestable de mí.
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