Tema recurrente

Regreso a mi tema favorito, como en una catarsis maldita llena de consuelos fallidos;
regreso al despertar dándome cuenta que todavía existo;
regreso por casualidad, sin pensar regresar, mis pasos me trajeron a este desierto, me llevaron al fondo del mar, en las tinieblas, insensible.
¡Que desesperación tan grande, ésta que me asfixia, sin dejarme morir, aliada de un capricho insano!
Tema recurrente, la muerte, luna llena que me alumbra en la oscuridad.
Doy uno y dos pasos cortitos, buscando la realidad,
atosigada pensante, busco con calma.
¡Voy a mi jardín pero no puede ser, no encuentro nada!
¿Dónde están mis recuerdos en violetas blancas?
¿Dónde, los colores de esperanzas?
Comienzo con las preguntas sin respuestas, nadie me puede contestar…
Estropee mi dulce candor, escupí al cielo, ahora no me queda nada, ni siquiera mi alma que busco sin esperanzas, de pronto me detengo y pienso que para mí están prohibidas.

Tócame sangrante

Ven a mirar las llagas en mi cuerpo,
tócalas en mi carne, yo aún viva sangrante;
siente el olor afenico que desprenden,
escarba con un punzón,
llega a mis huesos hurgando.
Vomito piel en hileras y carne putrefacta;
desde éste escarnio vitalicio hasta la condena anticipada del cielo.
Destino de olores fúnebres que se me escapan;
diviértete viéndome morir desahuciada,
en la lenta agonía que me invade perpetua.
Se queman mis manos con hierro forjado,
fui marcada en una penumbra ambigua.
Yazco divagando en medio del vacío,
mientras, tú, te jactas de tus sonrisas.

Ensayo número uno

Ésta es mi última carta, una carta con sabor amargo, con sabor a despedida sin pronunciar, mi carta, ahora conoceré la muerte, la bella, un salto a otro mundo que estoy ansiosa de hacer. Quiero conocerte, preciosa muerte, ven en sueños, envuélveme, no me dejes respirar, dame descanso y paz.
Llévame silenciosa, cuando cuente tres y hasta cien, llévame, envuelta en sábanas de euforia, de seda y perfume de flores. Recostada en mi almohada, desde un pequeño lugar, escondida en mi mente, donde empecé a conocerte y amarte, mi consuelo secreto, sonrisa en mis labios, sonrisa de amor. Tómame de las manos, conduce mi alma al Hades, dame libertad, dame un beso, el beso de la muerte. Ángel de Dios de muerte, te espero, ven a llevar ésta alma de ángel a flor de piel en dolor.
Caya mis labios, séllalos en un silencio sagrado para que pueda escuchar hacia dónde va mi alma, llévame a ese lugar del que nadie dice saber. Aquí estoy esperando, desde este lugar del universo donde soy un ínfimo ser añorándote.

Descripción de la mujer. (intento fallido)

Laberintos de emociones fluyen en tu ser,
desde los adentros profundos del alma te conviertes maternal,
pintas un rostro ajeno en el espejo,
incesante otorgas.
Colores, flores, mariposas, detrás de tu ventana miras sentada;
amas al sonreír y sonríes al amar.
Mientras viajas en el tiempo no reconoces tu piel,
persigues los recuerdos con vehemencia,
te aferras al amor desde tu recóndito ser llevado al infinito.
¡Mujer, bouquet de amores!
Enlazados en tu sangre vivimos,
unidos en la alegría que refleja tu voz.
La más bella, la que guardas en silencio profundo;
entrañable, deseo de amor.

¿Dónde están los poetas muertos?

¿Dios, dónde están los poetas muertos?
Los del suicidio del cuerpo,
los de las almas perdidas;
los que nacieron con miradas deprimidas,
¿Los enviaste al infierno?

¿Dónde los pusiste, Dios?
¿Por qué los creaste de almas funestas?
¡Sin resiliencia, consumidos, devastados!
¿Por qué los enviaste con las esperanzas prohibidas?

Los poetas malditos,
tuvieron que seguir su instinto innato,
su necesidad insana,
perder el cuerpo tratando de proteger el alma.

¿En qué lugar los encuentro, Dios?
¿En qué aversión los escondes?
¿En qué lugar los postergas?
¿De quién los quieres ocultar?
Aun los escucho susurrar,
del anochecer al alba.

¡Dónde están, contéstame!

Ternura Feroz

Ternura feroz,
desenfreno de amor,
se estrella en tu boca.
Se impregna en tu piel,
sabor de sal,
pasión por tocar.

Nos privamos de los sentidos,
hacemos del amor una composición,
reflejado en nuestros cuerpos,
perdemos la noción del tiempo,
de nuestros nombres.

Plenos de amor,
extasiados de sentir,
lanzamos las notas al universo
y son absorbidas por el silencio.
Nos quedamos absortos
mientras las vemos partir,
en silencio.

Aquella mariposa que jugaba en mi jardín

Una niña jugaba en el jardín de sus sueños,
veía las mariposas volar mientras el sol en todo su esplendor le iluminaba el rostro;
las flores eran de colores,
su mente estaba llena de paz, de juegos, de ilusiones;
mientras veía las mariposas volar quería tener alas,
ser una mariposa, vivir poco, lo suficiente para ser feliz y morir siendo mariposa.
Había mucho amor en su corazón inocente;
de pronto el cielo se nubló, comenzó a llover, se volvió una tormenta despiadada;
indefensa ante el destino se destrozaron sus alas,cayó en un charco del cual nunca más pudo levantarse.
En medio del lodo, de la tristeza, de la agonía enervante, impavida, vencida, con un miedo aniquilador que la invadia por completo empezo a morir.
Al final de un suspiro se desvaneció, mucho antes que pudiese entender el por qué.
Murió ahogada, con las alas rotas, las ilusiones perdidas y las esperanzas prohibidas.