Señor,
arrástrame
al infierno como lo has estado haciendo
y
termina de escupirme de tu boca,
se la
lanza que me traspasa
se el
vino convertido en sangre y bébeme de un sorbo
amargo,
embriagantemente asfixiante.
Se el
veneno en mis labios,
que
tu palabra me mate.
Que
el dolor sea eterno
que se
prolongue sin sentido
sin misericordia
para
poder sufrir lo suficiente.
Tu piedad
no ha llovido,
tu piedad
ha erosionado mis sentimientos.
Podrías
guardar mi silencio
para
que permanezca por siempre en mí?
Y si
callera, podrías perdonarme antes de pedir perdón?
Me
cansé de tocar la puerta, no te entiendo.
No
podrías ser… tan cruel.