Introducción de la Autora

En este poemario, Esperanzas Prohibidas, mi primer poemario, realizo una interpretación personal del mundo emocional circunstancial que me rodea. A través de los poemas me desligo del peso de la vergüenza, al mismo tiempo que realizo un ejercicio descriptivo en el cual pretendo realizar un seudo paralelismo. La mayor parte de los poemas son Elegías Apologéticas, descripción bajo la cual deseo conceptualizar el mensaje de los poemas, siendo que estos son un canto a la vida en sus diversos estadios teniendo como protagonista idealizada a la muerte, para reivindicarla y entenderla como la sublime culminación de la existencia material que da paso a otra forma de existencia más conocida como muerte.

Aclaro a todos los lectores que esta es una parte de mi creación literaria, con respecto a POEMARIOS, sobre lo cual respeto las opiniones de toda índole, toda la critica negativa o positiva, por lo cual no serán borrados sus comentarios.
Muchas gracias por leerme,
Lesdia.

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martes, 8 de noviembre de 2011

Un mismo Dios y una misma sombra



Desde la mezquita orando a Allah, inclinando las rodillas,
entre túnicas blancas y Ramadán, llega una oración al cielo venciendo el universo, pidiendo paz.
En la tierra bajo un mismo Dios y una misma sombra, se encuentran los hombres luchando, enterrando sus muertos junto con su aflicción.
La tierra se estremece pero sigue girando…

En misa, recibiendo el cuerpo de Cristo,
confesando pecados y pidiendo perdón, por la señal de la cruz,
implorando la paz.
En la tierra bajo un mismo Dios y una misma sombra, las personas callan, inmóviles, atónitas,
le dan la espalda al dolor, el mundo se desangra
mientras la inocencia termina más temprano…

Desde un monasterio budista cerca del cielo, el Tibet extraña al Dalai Lama, los monjes van meditando los secretos del universo, elevándose al silencio que los envuelve de paz.
En la tierra bajo un mismo Dios y una misma sombra, se encuentran los hombres, viviendo de prisa, comprando un poco de alegría
para darse cuenta de pronto que se acaba la vida…

En la sinagoga recordando la noche de los cristales rotos, sanando heridas aun abiertas, estudiando La Torá en el Shabat, siete veces siete van pidiendo a Iahvé en oración que los bendiga con paz.
En la tierra bajo un mismo Dios y una misma sombra, todos somos vulnerables, somos como el cántaro al agua conteniendo esperanza.

Bajo un mismo Dios que no es propiedad,
como nadie es dueño de la verdad,
ni del amanecer,
ni del sol.
El que tenga oídos, que oiga,
que nada nos haga sombra de Dios.
Amén.

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