Desprendo mis alas, me lanzo al abismo,
incontenible vacío, es todo lo mismo;
libero éste espíritu, su alma agoniza.
Vacío de sus miradas, penetrante ceniza;
reloj de sentimientos, verdugo del cuerpo,
en piedra y tierra se marcará el tiempo.
De mi ánima a mis sueños, no hay distancia,
todo lo inunda esa sutil fragancia.
Extrema unción,
extrema piedad de mi ilusión.
De verdades se saturó el mundo, de oraciones y ritos,
de pasos en la arena, de mitos.
Dios, mi voz esta en el suplicio incandescente;
del infierno, del valle de lágrimas, hazlo disidente.
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