Que las hienas se sacien de mí, que las bestias trepiden mi cuerpo;
nada más me quedó para mí, nunca más beberé de tu aliento.
Que las lágrimas ahoguen mi voz, que me embriague por siempre el silencio;
será por siempre así, serán efímeros mis besos.
Un lugar en la agonía tendré donde los salvajes desgarran las almas;
donde la esperanza está prohibida porque murió en tu mirada.
Es todo lo que quedó para mí, sólo despojos de recuerdos,
sólo insania timorata, hiel en la carne, heridas desangradas.
Queda casi nada, un último suspiro, melancolía envuelta en sabanas;
vestigios de pasión que todavía existe, que tortura mis deseos y me persigue.
Al fuego lanzaré la pasión, otorgaré los deseos;
seré devorada sin importarme, sin pensar, sin saciarme;
indiferente, intentando inutilmente sentir en la piel lo que era tenerte.
Es lo que queda de mí, porque ya nada tengo, sólo un poco de ti, en mis recuerdos.
nada más me quedó para mí, nunca más beberé de tu aliento.
Que las lágrimas ahoguen mi voz, que me embriague por siempre el silencio;
será por siempre así, serán efímeros mis besos.
Un lugar en la agonía tendré donde los salvajes desgarran las almas;
donde la esperanza está prohibida porque murió en tu mirada.
Es todo lo que quedó para mí, sólo despojos de recuerdos,
sólo insania timorata, hiel en la carne, heridas desangradas.
Queda casi nada, un último suspiro, melancolía envuelta en sabanas;
vestigios de pasión que todavía existe, que tortura mis deseos y me persigue.
Al fuego lanzaré la pasión, otorgaré los deseos;
seré devorada sin importarme, sin pensar, sin saciarme;
indiferente, intentando inutilmente sentir en la piel lo que era tenerte.
Es lo que queda de mí, porque ya nada tengo, sólo un poco de ti, en mis recuerdos.
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