Un poco de Dios y un
poco del Diablo
me van llevando,
me arrastran por las
calles del infierno
antes de poder decir
que no.
Cuál devorará primero
mis restos?
Cuál subyugará mi
alma,
o lo poco que sobra?
Los dos se disputan mi
llanto.
Ya casi me he quedado
sin aliento de vida,
solamente me queda la
muerte,
equidistante,
indecisa.
Mi sonrisa termina en un lamento
y mi llanto en un solo deseo.
Suplico que no demore
mi espera
mientras.
Y si, Dios, se digna a
bajar la mirada,
aunque sea por lástima
que tome las sobras,
mi voz gastada,
mis rezos en vano,
mi plegaria olvidada.
Que tome todo lo que
me donó
pero que me deje
descansar,
que me deje recostar
como un ángel que
busca
y no encuentra paz.
Ya ves que es fácil
seguir existiendo…
quedarse parada,
no pensar, mejor.
Mejor hacer los
silencios eternos,
el dolor austero
y amar,
amar el sufrimiento.
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