No buscaré a Dios en el cielo,
no, en las cosas buenas porque son su reflejo.
Buscaré a Dios en la hora última,
en la aflicción.
No lo buscaré en la abundancia,
lo buscaré en la escasez de amor.
No en la felicidad.
Lo buscaré en TI,
detrás de tu tristeza
aunque la ocultes, el universo te conoce.
No buscaré más a Dios porque lo encontré
en la empatía de sentir tu dolor,
en mí,
y compartir.
Dios es el aire que entra a nosotros,
cada latido.
No buscaré más a Dios porque lo encontré
en Ti
porque Dios es el universo,
presente en todo,
presente en la flor que crece entre el asfalto.
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